Crónica Dixon González

La Leyenda del Monje Negro

Al ingreso de la ciudad de Vicuña, tierra de viñedos y poesía, aparece la desviación hacia  el sector denominado las Compañías, el cual obedece su nombre a los “Frailes de la  Compañía de Jesús”, quienes fundaron dicha hacienda en la época del periodo colonial.

La hacienda la Compañía, en la actualidad pertenece al grupo empresarial  Errázuriz, donde encontramos  al ex  candidato presidencial Francisco Javier Errázuriz, cuando se produjo el paso de la dictadura a la democracia. Este fundo  contempla una extensión total de 9000 hectáreas, siendo plantadas unas 200 hectáreas con uva de mesa entre las que se cuentan variedades como: Perlette, Flame seedless, Thompson seedless, Red Globe entre otras.

Cuenta la leyenda que los frailes administraban la Hacienda la Compañía y que a su vez impregnaban de su doctrina a los campesinos residentes en sectores aledaños. Cuando corría  el año 1767 los  frailes fueron expulsados de los dominios de la corona española , conforme a lo ordenado por el Rey Carlos III en su Pragmática Sanción  de aquel año. Los Jesuitas huyeron  del predio precipitadamente, no sin antes enterrar al pie de una palmera ubicada en el frontis de la casa patronal, un cáliz y la campana de oro  de la capilla junto a otros tesoros. Abandonaron  sus bodegas repletas de vinos y viñedos cultivados  por ellos mismos.

Desde aquel entonces en cada noche de luna llena y después de la media noche se divisa  a un monje con su tétrico hábito  negro deambulando por el patio en dirección  a la centenaria palmera donde se esconden los tesoros escondidos. Esta leyenda ha causado  un  revuelo  insospechado entre  los moradores de las casas contiguas a la hacienda. Es por ello que hemos querido conocer un poco más de cerca la opinión de personas que según ellos han presenciado tal espectáculo.

Don Rafael Rodríguez, antiguo  trabajador del mentado fundo nos cuenta: “Una vez, encontrándome  junto a un compañero descargado un coloso con pasto seco en la noche ,vimos  un cura caminando  por detrás del deslinde de la casa grande y nos dio mucho miedo. Andaba vestido de negro entero y desapareció por el costado de una de las palmeras”. Nosotros nos miramos  y nos quedamos  con la boca abierta”.

Es así, como muchas de estas leyendas regionales han pasado a formar parte ya, de nuestra cultura local como si fueran verdades latentes, sobre todo, para los moradores más próximos al lugar. Historias que se cuentan, son casi vívidas a menudo, casi tan reales como si el tiempo no hubiese transcurrido.


Dixon González Olivares